8/4/08

Mi Ciudad


Buscando el como comenzar a redactar el “paper” en torno a la ciudad y la relación que tengo con ella, un increíble bombardeo de aristas temáticas por donde comenzar a explicar se me venía a la mente, mezclándose unas con otras, superponiéndose entre sí. Por lo tanto, simplemente creo que comenzaré por confidenciarles un secreto. Me considero amigo de la ciudad.
Si, es verdad, me considero una persona muy urbana, entendiéndose esto como el hecho de disfrutar todo lo que implica el estar inmerso en una ciudad con su pro y sus contras respectivos. Pese a todos los detractores que existen y postulan que vivir en Santiago es algo caótico, estresante y hasta deprimente. Esto según un estudio encargado por Chilectra para el desarrollo de sus próximos proyectos de áreas urbanas y publicado por el Mercurio la tercera semana de Octubre del año pasado, en donde el resultado fue tajante al arrojar un 71% de los habitantes encuestados, declaraba que se iría de la capital si pudiese.

Sin embargo este cariño por la capital no siempre fue así. Como oriundo de la comuna de Maipú, nacido y criado en la misma, la vivencia con mi entornos resulto ser algo plana e inanimada en un comienzo; y no fue hasta que éste entorno comienza su hibridación de ser una comuna residencial-dormitorio, de casas modestas, calles pequeñas y uno que otros servicios; a poblarse de edificios con enormes ventanales en todo su frontis, cadenas de supermercados, uno que otro centro comercial y avenida pajaritos deja de ofrecer el enorme y característico túnel formado por los árboles de ambos costados de la arteria, para pasar a trasformarse en otra avenida más de las muchas que ya existían.
Con el tiempo, la comuna de Santiago y Maipú se hacían cada vez menos divergente en su forma, y yo por mi parte, lograba entender esta conurbación que el mismo aumento de la densidad poblacional produce. (468.390 habitantes según el SENSO 2002, en la comuna de Maipú).

Paulatinamente, y yo ya más adulto, comencé a hacer uso de estos espacios públicos, de estos mismo espacios de donde la gente parece querer escapar, no se si por miedo o por falta de tiempo para poder hacer uso de ellos. “Tomándome” un espacio de una manera no invasiva ni violenta, sino con la presencia. Haciendo uso de un derecho que me pertenece y pertenece a todo el resto de personas que son parte de esta sociedad.
Poco a poco comencé a descubrir la ciudad, una misma ciudad en la que había vivido 17 años, pero que solo en este momento comenzaba a observar y experimentar; y es así como surge una actividad particular reiterativa en mí, como es el recorrer la ciudad caminando.

Puede que sea la sensación de sentirse parte de este enorme órgano viviente, el poder hacer uso de todos y cada uno de los espacios que este te brinda y de aquellos que también te niega, de poder experimentar sociedades contrastantes en solo un par de kilómetros (el recorrido entre Metro Los Leones hasta Metro Estación Central, caminando obviamente) es parte de lo que se descubre al estar en contacto con la ciudad, caminando por la ciudad, ser un transeúnte mas entre otros cientos .El descubrir una pequeña plaza aún no contaminada por estos enormes circuitos de juegos para niños estándares que hay en casi todas las plazas o una simple callecita alejada de las grandes avenidas que tiene un determinado estilo arquitectónico que desentona en el contexto pero a la vez se destaca del resto, dejándote una sensación agridulce.
Formas, aromas, luces, colores, experiencias, espacios, sensaciones, estados anímicos, vivencias, no lugares, etc es lo que me brinda esta ciudad amiga, es lo que me entrega Santiago.

3 comentarios:

Pedro Mora dijo...

encontre atractivo tu blog erich, tiene un que se yo,viste?

saludos

Nelish dijo...

te sugiero bajarle un poco la opacidad al fondo, pk compite con el contenido, lo que dificulta un poco la lectura.
Saludos!

FACO dijo...

Está bien "no seguir las reglas"... pero que se note. Este sitio está peligrosamente cerca de un "no conocer las reglas". Aléjate del defecto y acércate al efecto.

Acércate a David Carson. Acércate a Stefan Sagmeister...